Hagamos una P-A-U-S-A en el Camino.
Cierra los ojos.
Respira, soltando el aire lentamente.
Pon ambas manos sobre tu corazón.
Con tu voz más tierna y dulce, di para tus adentros: «[Tu nombre], estoy aquí para ti».
Dilo de nuevo, dulcemente: «Estoy aquí para ti».
Una vez más, despacio: «Estoy aquí para ti».
Siente y agradece este instante de intimidad con la vida que llevas dentro.
No todo el mundo tendrá hoy esta oportunidad.
Repite una o más veces cada día.
Gracias por tu Compañía.
Y mucha Luz en tu Camino.